¿Indecisa?

Por normalizado que esté, contar calorías, prohibirte alimentos, compensar los “excesos”,
pesarse constantemente o hacer ejercicio de manera obligada no es normal.
Menos aún, si te hace sufrir.

Necesitas ayuda sí...

Tu vida gira en torno a la alimentación y/o al ejercicio, y las elecciones que haces al respecto condicionan en gran medida tu estado de ánimo.

Tiendes a compensar (ejercicio físico, más restricción, ayuno, laxantes…) cuando consideras que has comido de más o cuando has comido alimentos “prohibidos”.

Estás muy pendiente de tu cuerpo. Las conductas de comprobación (pesarte, medirte, tocarte, mirarte al espejo…) son una constante en tu vida y pasas mucho tiempo criticando tu cuerpo o comparándolo con el de otras personas.

Tu salud se está deteriorando. Te pones enferma a menudo, no te viene la regla, te sientes cansada constantemente, siempre estás mal de la barriga, pasas frío incluso en verano, te cuesta concentrarte, no duermes bien….

La alimentación condiciona en gran medida tu vida social y la calidad de la misma. Te cuesta salir con tu pareja, familia o amigos si sabes que va a haber comida de por medio.

La alimentación condiciona en gran medida tu vida social y la calidad de la misma. Te cuesta salir con tu pareja, familia o amigos si sabes que va a haber comida de por medio.

Mientes o dices medias verdades para evitar comer cierto tipo de alimentos.

Has perdido el contacto con tus señales de hambre y saciedad. Nunca tienes hambre y/o cuando empiezas a comer sientes que no puedes parar.

Crees que si adelgazas o consigues controlar tu peso, vas a ser feliz. Pero esta felicidad nunca llega.

¿Necesitas razones para recuperarte?

A veces no somos conscientes de ello, pero una mala relación con la comida, especialmente si ya se ha desarrollado un TCA, nos quita muchas cosas:

Pierdes libertad. Con el tiempo tu vida se empieza a hacer cada vez más limitada y pequeñita, hasta el punto en que no cabe nada más que la comida, el ejercicio y la preocupación por tu aspecto físico.

Dejas de tener ganas de hacer cosas que antes te gustaban. No sabes por qué, pero ya no las disfrutas igual.

No hay espacio en tu cabeza para dedicarlo a otra cosa que no sea la comida o el ejercicio.

No tienes energía ni ganas de empezar proyectos nuevos.

Te aíslas cada vez más, al punto que ya no te apetece ver a nadie. Todo se hace cuesta arriba.

Pierdes la capacidad de sentir lo malo… pero también lo bueno.

Pero recuperarte vale la pena.
Vale mucho la pena…

Vas a poder liberar tu mente, dejando espacio para ocuparla en otras cosas:  proyectos personales o profesionales, estudios, amigos, viajes, hobbies, etc.

Estarás más presente y te involucrarás más emocionalmente en tus relaciones.

Podrás acercarte al ejercicio físico desde el placer y la salud, en vez del castigo.

Volverás a disfrutar de la comida, sin culpa y sin miedo.

Valorarás tu cuerpo por lo que es capaz de hacer, más allá de su aspecto o su tamaño, y aprenderás a cuidarlo y mimarlo como se merece.

Descubrirás un nuevo yo desligado de la enfermedad y tu sentido de identidad personal no está ligado a la enfermedad. 

¿Hablamos?

Si lo necesitas, podemos agendar una llamada telefónica totalmente gratuita para conocernos, charlar un ratito y valorar si el acompañamiento que ofrezco es adecuado para ti. 

Si estás interesada, escríbeme un email a consultas@lauraregas.com o bien mándame un whatsapp al 622028700.

¡Estaré encantada de hablar contigo!